20 de septiembre de 2013

Problemas técnicos

Cuando esta mañana me disponía a bajar las fotos de la cámara al ordenador, me he encontrado con que resulta imposible. Por no sé cual motivo, no me deja subir fotos al ordenador. Así que la entrada que tenía preparada para hoy sobre el último libro que he leído y las fotos que tenía del nuevo cabecero de forja que hemos comprado para mi dormitorio... pues van a tener que esperar.

No es un problema del cable porque he probado con otro USB y tampoco funciona. Si es un problema con la cámara, que ya tiene bastantes años, temo que me digan que me va a costar más la reparación que lo que vale.

Todo esto para decir que, de momento, no voy a poder publicar hasta que resuelva el problema. No obstante, seguiré entrando por vuestros blogs, nos leemos (pronto espero)

17 de septiembre de 2013

El cuarto pecado capital

¡Qué fácil es dejarse llevar por la inercia de no hacer nada! Tras una semana en la que no tuve un solo momento de respiro, llegó el sábado y quedé con amigas para cenar. El domingo tenía que recuperarme, claro. Pero ¿qué pasa con el lunes y el martes? pues que me he dedicado a vegetar.

Es cierto que la espalda me ha dado la lata, pero hace un rato, cuando estaba ahí sentada en el sillón he caído en lo sencillo que resulta dejarse llevar y no hacer nada. 

Así que me he levantado, he cogido la cámara y he hecho esta foto...


...para enseñaros como va este cuadrito de Navidad. Tengo pensado hacer un trapo de cocina con él, pero no está muy claro cómo. Ya os iré contando, ahora que me he sacudido la pereza.

14 de septiembre de 2013

Rollos de canela

Ha sido un trajín de semana. Al lío propio del comienzo de clases, los distintos proveedores de servicios de este país han decidido, todos a la vez, tomarla conmigo enviándome cartas amenazantes. Resultando que, al final, eran errores suyos pero claro, te vuelven loca y pasas horas al teléfono.

En fin, no sigo y mejor os cuento la receta de rollos de canela que preparé ayer por la tarde para consolarme de tanta incompetencia y mediocridad.

Hay que poner 1/2 l. de leche, 250 ml. de aceite de girasol y 250 g. de azúcar en una cacerola. A fuego medio removemos y retiramos del fuego antes de que comience a hervir. 

Diluimos un cubo de levadura química en un poco de la misma leche que hemos calentado. Cuando este totalmente deshecha, añadimos a la cacerola y removemos para que se mezcle todo bien.

Vertemos poco a poco, y removiendo entre medias, 1 kg. de harina. Tapamos con un trapo de cocina limpio y colocamos la cacerola en un lugar templado para que suba la masa durante 1 hora.

Pasado este tiempo, retiramos el trapo y añadimos 1 c. de postre de bicarbonato, 1 sobre de levadura en polvo, una pizca de sal y otros 250 g. de harina. Se puede usar la masa inmediatamente o guardarla en el frigo hasta 3 días antes de hacerlo, teniendo la precaución de empujar la masa para que no se salga.

Para hacer los rollos pon la masa en una superficie enharinada, estira con un palote de amasar y dale forma de rectángulo.

Para hacer el relleno, vierte 200 g. de mantequilla derretida en la superficie de la masa. Extiende con los dedos para cubrirla bien. Espolvorea 1 c. sopera de canela (colmada) a continuación y, para terminar, 250 g. de azúcar. Asegúrate de que cubre bien toda la superficie de la masa.

Ahora, comenzando por el extremo más alejado a ti, comienza a enrollar la masa. Utiliza las dos manos y hazlo despacio, con cuidado de que el rollo quede apretado.


Cuando hayas acabado de enrollas, pellizca la junta para sellar el rollo. Ahora tienes un delicioso rollo de mantequilla, canela y azúcar.

Colócalo en una tabla para cortarlo en rollos del grosor que mejor te parezca. Los míos tenían alrededor de 2 cm.

Engrasa una fuente con un par de cucharadas de mantequilla derretida y coloca encima los rollos con cuidado de dejar algo de espacio entre ellos porque luego crecen.

Precalienta el horno a unos 190º C y tapa la fuente con un trapo, deja reposar unos 20 minutos antes de meterlos en el horno. Después hornea entre 15-20 minutos. No dejes que se doren demasiado.

Mientras los rollos se hacen, vamos a preparar la cobertura. En una fuente mezcla 250 g. de azúcar glas, 125 ml. de leche, 60 g. de mantequilla derretida, 125 ml. de café fuertecito y una c. sopera de miel. Bate hasta conseguir una mezcla homogénea y sin grumos



En este punto, tu cocina debe ser el sitio que mejor huele del mundo. Mientras los rollos todavía estén templados, riega con la cobertura de café. Y así es como quedan.



Variaciones: puedes añadir frutos secos a tu gusto junto con el azúcar y la canela. O sustituir la canela y el azúcar por 8 c. soperas de mermelada de naranja y azúcar moreno, después cambia el café por zumo de naranja.

Esta receta está en el primer libro de Ree Drummond, bloguera a la que sigo desde hace tiempo. En la original utiliza sirope de arce, pero visto el precio que tiene el ingrediente (26 € el 1/2 l. me pidieron el jueves), me pareció una opción más sana y económica utilizar miel. Use de romero, pero seguro que la de vuestro gusto sirve igual de bien.

7 de septiembre de 2013

Sabor navideño

No quería abusar más del suspense y hoy os enseño foto de la última labor que he comenzado.


Se trata de un diseño de Little House Needleworks cuyo nombre es Gingerbreadmen Trio. Y con ella por fin me he decidido a bordar algo de uno de los adornos navideños que más me gustan, los hombres de genjibre.

En la entrada anterior Mercedes de Cocoon Mer me pedía que explicara cómo lavo las labores. Paso a explicarlo, aunque he de decir que básicamente se lava como cualquier prenda delicada.

En un barreño lleno de agua fría ponéis un chorrito de detergente para lavar prendas delicadas. Se sumerge la labor para que se empape totalmente y se deja toda la noche. Al día siguiente se enjuaga sin retorcer ni restregar y se deja secar sobre una superficie plana.

En cuanto al planchado, pues siempre lo hago por el revés y con un paño encima. También le quito el vapor a la plancha y procuro que la temperatura no sea muy alta, porque aunque suelo utilizar lino, los hilos pueden dar problemas si la plancha está muy caliente.

Para llevar la labor a enmarcar, nada de doblarla. Se enrolla como si fuera un pergamino y se lleva así a la tienda.

Nada más, espero haberos ayudado algo.

Día 74 de vacaciones

Hoy es el último día de esta crónica más o menos pormenorizada de las vacaciones de verano con mi pizquita.

Os diré que las he disfrutado intensamente, que me he reído un montón y me he dado cuenta de hasta qué punto soy capaz de estrujarme las meninges para mantener ocupado a un mico de 6 años.

Pero también ha sido estresante, he echado mucho de menos algo de tiempo dedicado tan solo a mi y me he dado cuenta de la poquísima paciencia que tengo.

Dicho lo dicho, ¿repetiría?... sin dudarlo. Me considero una privilegiada y además creo que mi hijo también se lo ha pasado bien conmigo.

4 de septiembre de 2013

¡Tadánnnn!

Hace casi una semana que no publico nada y por un buen motivo. Como reza el título de la entrada, un gran ¡TADÁNN!


Por fin lo terminé, está sin lavar ni planchar porque acabé tarde y esta mañana le he hecho las fotos antes de ponerlo en remojo. 


Como no quedé muy contenta con la última enmarcación, voy a probar un sitio nuevo que me recomendó una compañera de la clase de patchwork, a ver que tal.


¿Que si he empezado algo nuevo? ¡La duda ofende, chicas! Pero esta entrada va cargadita de fotos y os lo enseño otro día. Tan sólo deciros que he pasado a la siguiente fiesta y es muy navideña.

Día 71 de vacaciones

Lo teníamos pendiente de hace tiempo y, si nos descuidamos, se nos acaban las vacaciones sin hacerlo. Ayer preparamos gominolas caseras.

Encontré la receta aquí y, aunque no nos han salido tan cuadraditas como aparecen en las fotos, saben muyyyy bien.


Los ingredientes son: un sobre de gelatina del sabor que os guste, 2 sobres de 10 g. cada uno de gelatina neutra (ambas de la marca Royal), 200 g. de azúcar y 300 ml. de agua. Se pone el agua en un cazo a fuego lento, vertemos los ingredientes y removemos sin parar unos 10 minutos sin dejar que hierva. Volcamos en un molde engrasado previamente con aceite de girasol, que repose toda la noche y al día siguiente:


Aquí ya había espolvoreado con azúcar y faltaba trocear. La textura es un pelín más blanda y gomosa que las gominolas que compras en tienda, pero el sabor es buenísimo.