18 de febrero de 2011

Alejandro manitas

Iba a ser para enero pero al final tendremos suerte si acabamos en marzo. Como ya no tenemos un bebé, y además, le hace bastante falta un lavado de cara, a finales del año pasado decidimos cambiar la habitación de Alejandro. Esto que parece una decisión sensata e inocua, ha sacado a la luz una vena desconocida (y potencialmente peligrosa) hasta ahora en mi hijo. Resulta que teníamos todo un manitas en casa y no nos habíamos enterado.

Que dicho así, puede parecer que soy una madre histérica que ve peligro por todas partes. ¿Alguien ha visto a un niño de 4 años con un martillo en sus manos?


¿O con un destornillador eléctrico?


Visto así parece que hasta sabe lo que está haciendo. El problema es hacerle comprender que, cuando los papás no te supervisan, no puedes desmontar muebles que están en uso o hacer astillas de esa mesa que no te gusta. Y da igual que guardes las herramientas fuera de su alcance porque él improvisa y, encima, se siente muy ofendido porque quiere ayudar y sus padres no confían en sus habilidades… ¡ains, otro complejo que le acabamos de crear



2 comentarios:

Unknown dijo...

Por favor, documentad todo el proceso de la ayuda de Alejandro. Esto merece todo un album. Los muebles destruidos también merecen un homenaje.

Entre puntadas e hilos dijo...

Pretendo grabarle hoy cuando llegue del cole y vea su habitación pintada de naranja. ¡Eso sí va a ser digno de quedar para la posteridad!